Si una imagen está asocia a India, esa es sin duda alguna la del Taj Mahal. Evidentemente pasando un año en la India era visita de obligado cumplimiento al monumento-mausoleo erigido en pos del amor eterno.
La entrada en el Taj no está exenta de largas colas, aunque en nuestro caso teníamos (Sandra y un servidor) un guia con mucha cara...con lo cual nuestra cola no lo fue tanto. Tras el pago de la entrada 750 rupias (no llega a 15€) por persona (para los extranjeros, los indios pagan 10 rupias) accedimos al complejo por una de las tres puertas que presenta el recinto, una especie de zona ajardinada que te conduce a la puerta de entrada al complejo que alberga el Taj, una puerta con cierto encanto y que ya deja entrever la celebrada belleza del monumento en blanco mármol.
Una vez se cruza... ante tus ojos aparece la belleza del monumento, digo belleza, pues bonito es un rato pero no grandioso, no es espectacular...la verdad es que esperaba un monumento muy grande, con un alzado de unos 50 metros...pero no, es algo más recogido pero no por ello menos bello.
La historia del Taj Mahal data del siglo XVII, concretamete se inició su construcción en 1631 y se finalizo en 1654, se tardo más de 22 años empleando a más de 22000 hombres para su construcción.El emperador mongol Sha Jahan estaba profundamente enamorado de su esposa, Mumtaz Mahal. Mumtaz le había dado al emperador aquello que tanto deseaba y que sus anteriores dos esposas no pudieron concederle, hijos, hasta un total de trece. En el parto del decimocuarto, el agotado cuerpo de Mumtaz deja de funcionar. El bebe nace, pero la madre muere. El emperador, desconsolado y abatido, decide honrarla con una tumba que haga honor a la belleza de su esposa. Para ello, trajo a los mejores artesanos de Siria, Persia y Europa y los materiales más bellos: mármol blanco del Rajastán, jade de China, turquesas del Tíbet, Lapislazuli de Afganistán, zafiros de Ceilán,...
A medida que terminaban su obra, Sha Jahan les cortaba las manos y cegaba a los arquitectos para que jamás crearan algo similar y el Taj Mahal fuese único. Veintidós años después, el monumento fue concluido. Poco después, el emperador fue derrocado por su hijo (ante el temor de que dilapidase su fortuna pues planeaba crear otro mausoleo esta vez de mármol negro justo enfrente del Taj a la otra orilla del rio Yamuna para yacer junto a su esposa) y encarcelado en el fuerte de Agra, a 3 km del Taj Mahal. Desde un ventanuco contempló su obra cada día hasta su muerte.
El Taj es la obra cumbre de la arquitectura mogol y está considerado entre los edificios más bellos del mundo, de ahí que haya sido elegido como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Combina elementos de arquitectura islámica, persa, india e incluso turca, todo ello diseñado con una perfecta simetría y encerrando entre sus blancas paredes una bonita historia de amor.