Siete meses en Inda empezaban a ser demasiados, este país atrae y repele a partes iguales...eran necesarias unas vacaciones, era necesario salir del país con destino a cualquier parte... y se eligió Tailandia y Camboya.
Mumbai y Bangkok están conectadas por vuelo directo, en cuatro horas y media alcanzas la capital tailandesa...elegí ventana pues el vuelo transcurría en horario diurno y conforme nos aproximabamos a el aeropuerto y el piloto maniobraba para coger pista de aterrizaje pareció ante mis ojos una forma de organización que echaba de menos, más que el color verde de los campos de arroz, los meandros del rio Chao Phraya... era el orden, las infraestructuras una forma de vida y de organización no caótica, en definitiva una forma de vida no India. A unos dos kilómetros de altura se puede apreciar una ciudad imponente, moderna, de grandes edificios y con grandes infraestructuras y dividida por un gran rio, el anteriormente mencionado Chao Phraya, un rio de proporciones inmensas que posee un color marrón muy peculiar, dicen que muy parecido al gran Mekong.
La ciudad posee una población de algo más de seis millones y medio de habitantes mientras que el área del gran Bangkok posee una población de doce millones de personas.
Si los aeropuertos internacionales nos sirven para hacernos una idea de como es la ciudad, la idea que nos llevaríamos de Bangkok seria inmejorable pues posee uno de los mejores y más modernos que mis ojos han visto, el aeropuerto es una construcción impactante el cual destaca por tener la torre de control más alta del mundo y por ser la tercera terminal más grande del mundo, pero por encima de todo destacaría su diseño con un edificio central imponente de cuatro plantas como una enorme caja de cristal azul, su servicio y la facilidad para desplazarse por el mismo. Así pues la imagen que de la ciudad da el aeropuerto es inmejorable, anticipando una gran y mágica ciudad.