Habiamos oído hablar de Munnar, de la belleza de sus paisajes y de lo tranquilo y agradable del lugar... pero he de decir que se quedaron cortos. Dejábamos atrás la excursión en elefante y nos íbamos adentrando en un paisaje muy salvaje, con bosques frondosos, cataratas de agua por doquier (la pena es que nos encontrábamos en la estación seca y la magnitud de los saltos de agua no se podía apreciar en su máximo esplendor) aire fresco... en definitiva naturaleza en el sentido más amplio de la palabra. Conforme nos acercábamos a nuestro destino (Munnar), empezaron a aparecer ante nuestros ojos sus campos de té. Está región es famosa por ser una de las regiones donde se cultiva el té junto con otra, en el norte del país. Ante nuestros ojos se abría un micromundo... sin duda lo más bonito que hasta el momento he visto de la India.
Paisaje bucólico, de película... lo asemejaría a la escenografía de Rivendel, el reino de los Elfos... pero como siempre la realidad supera la ficción. En Munnar encontré paz, tranquilos caminos por donde pasear, respirar aire freso, idílicos paisajes dignos de las mejores postales, un microclima muy agradable...e incluso vi llover¡¡¡ (sisi os lo tomareis a broma, pero llevo cuatro meses en la India ya hasta el momento solo he visto llover en Munnar... aunque el monzón cada vez esta más cerca)
Jardines de te de Munnar
Munnar en definitiva fue le escapada perfecta, necesigtaba salir de la megalópolis de Mumbai, del caos, del ruido, de la contaminación de la suciedad, de la congestión y masificación de una de las ciudades más grandes del mundo... para encontrar el remanso y la paz. Las apenas 24 horas que pase en este paraíso, me sirvieron para recargar pilas... y de paso recordarme que soy hombre de espacios abiertos...
Laderas, valles y colinas donde se procede al cultivo del te.
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